Mis vecinos duermen, descansando de sus extenuantes días y tardes de
trabajo. Mis perros no dejan de ladrar, creo que su ladrido es una especie de
lenguaje con el que intentan comunicarse con luna. Ella no consigue descifrar
su raro idioma.
La melodía monofónica que es emanada por los robustos cuerpos de mis
padres, me hace llorar, gritar, lanzar mordidas, arrancarle un brazo al viento,
mientras que soy devorado por uno de esos arrebatos de locura a los que me
lleva la horrible combinación contrapunteada del fa sostenido de mi padre y
el fu menor de mi madre.
Mis juguetones dedos viajan veloces sobre el teclado, alguien, un receptor
espera un mensaje de mí; tal vez el ansia, un te quiero o un doloroso adiós.
mis dedos quieren dormir, son acurrucados por la canción de cuna del tiempo,
y mis pies buscan el templado cobijo de una manta, de no hacerlo, contraería
la famosa enfermedad llamada gripe.
Me despido, intenté escribir un cuento, no lo hice. Tengo sueño. Un
irresistible deseo de dejar caer mi cabeza sobre mi almohada me conduce a
tomar la decisión de escribir un punto y final, dibujar la última línea del
horizonte: dormir, dormir en este instante. Mi enemigo el reloj dice que es la
hora de dormir.
trabajo. Mis perros no dejan de ladrar, creo que su ladrido es una especie de
lenguaje con el que intentan comunicarse con luna. Ella no consigue descifrar
su raro idioma.
La melodía monofónica que es emanada por los robustos cuerpos de mis
padres, me hace llorar, gritar, lanzar mordidas, arrancarle un brazo al viento,
mientras que soy devorado por uno de esos arrebatos de locura a los que me
lleva la horrible combinación contrapunteada del fa sostenido de mi padre y
el fu menor de mi madre.
Mis juguetones dedos viajan veloces sobre el teclado, alguien, un receptor
espera un mensaje de mí; tal vez el ansia, un te quiero o un doloroso adiós.
mis dedos quieren dormir, son acurrucados por la canción de cuna del tiempo,
y mis pies buscan el templado cobijo de una manta, de no hacerlo, contraería
la famosa enfermedad llamada gripe.
Me despido, intenté escribir un cuento, no lo hice. Tengo sueño. Un
irresistible deseo de dejar caer mi cabeza sobre mi almohada me conduce a
tomar la decisión de escribir un punto y final, dibujar la última línea del
horizonte: dormir, dormir en este instante. Mi enemigo el reloj dice que es la
hora de dormir.
2 comentarios:
Mi querido Yorsh. Es que para eso son los blogs pues, para las nimiedades.
jeje bueno no siempre, pero le tiran.
Saludos desde las paredes y techos de las casas.
Donde los demás maúllan.
H 96948589097979799595L56945696 A.
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