Cuando te vi, pensé que eras una de esas criaturas provenientes de las
sombras y que pasarías la noche impidiéndome dormir al usar como trampolín
mis orejas
La segunda vez que te vi, creí que eras una de esas mariposas que vienen de
mis sueños para morir en la realidad, pasando la tarde jugando en el jardín
del olvido.
La tercera vez que nos encontramos, supuse que serías otra criatura, que
después de haber transcurrido tanto tiempo ya habrías adoptado otra forma,
pero aun eras la misma silueta de las sombras que, a lo lejos, también parecía
mariposa.
La cuarta ocasión, antes de comenzar a asignarte formas y colores, preferí
observar la lejanía: las nubes siempre en movimiento. Le hice guiños al viento
y le sonreí a otro animal proveniente de las sombras, al igual que tú, vista
desde lo lejos, también parecía una de esas mariposas que vienen de los
sueños.
jueves, 3 de enero de 2008
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